Conociendo culturas nuevas, pongo a prueba mi ignorancia
26 de agosto 2005
Los músicos descansan, mientras intento entender la carta que abrirá el camino de nuestro plato en la mesa.
Aquella tarde de sol, habíamos llegado a Marruecos…
Hacía mucho calor…
Al menos para nosotros, ya que a nuestro alrededor las personas caminaban grácilmente con sus chilabas y las mujeres con sus velos, que cubrían su cabello y sus pechos…
No podía dejar de imaginar el aire fresco que se deslizaría por debajo de esas telas, refrescando “sus partes íntimas” mientras yo sufría lo ajustado de mí vestir…
Estamos en verano, pleno agosto y el desierto está muy cerca…
Pensamos que para descansar, refrescarnos y retomar energías una buena idea sería ingresar a algún lugar para comer y beber algo fresco.
Nuestra hija Agustina, apenas tiene 7 años…
Está exhausta y hambrienta…
Creo yo, que esta vez, está arrepentida de habernos elegido como padres, en esta encarnación…
Nuestro francés es casi inexistente y mucho menos el árabe!!!
Así que nuestros estómagos se encomendaron a lo que nos depararía el destino, representado esta vez, en la ocurrencia del mesero con su recomendación…
Fue cuando esa tarde calurosa llegaron a nuestra mesa los platos de sopa!!!
Si!!! Y bien calientes!!
Cuando Agustina, ya famélica introduce la cuchara en la sopa, la misma prácticamente queda en posición vertical…
Una gran sopa espesa…
Me hacía dudar de su procedencia…
Y más dudaba que eso nos fuera a refrescar.
El mesero largo y encorvado no dejaba de mirarme, esperando quizás algún gesto de aprobación…
Yo, no dejaba de mirar la sopa…
Tímidamente le balbuceo, a nuestra hija, que no sabía si era buena idea comer eso…
Pero ella, a esta altura de la situación, no iba a negociar…
Ya resignado… elevo la mirada hasta cruzarme con los ojos del mesero, que aún seguía mirándome fijamente.
Y en un perfecto español con acento árabe me dice:
Déjala Vivir!!!
Al finalizar nuestros platos con la esperanza de poder refrescarnos…
Llegaron en vasos de vidrio el tradicional té, bien caliente de hierbabuena y menta…
Jorge Proazzi

